Y amaron tu belleza con amor sincero o falso,
Pero sólo un hombre amó en ti tu alma peregrina
Y también las tristezas de tu rostro cambiante.
Y cuando, inclinada junto a las barras candentes,
Murmures, con cierta tristeza, cómo el amor huyó
Y escapó allí arriba por los montes,
Y escondió su rostro entre un tropel de estrellas.
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